Seca completamente los pies teniendo especial cuidado de secar en medio de los dedos.
Procura usar calzado que mantenga los pies ventilados.
Usa medias o calcetines limpios, preferiblemente de algodón o lana que proveen una mayor respiración de la piel.
Controla el sobrepeso ya que es una de las mayores causas para el padecimiento de los pies, por ello es recomendable controlarlo y prevenir eventuales afecciones.
Procura utilizar calzado cómodo y flexible.
Recorta sus uñas periódicamente y de manera correcta.
Visita a tu podólogo u ortopedista.
A la hora de elegir tu calzado, sigue estos consejos:
El zapato debe ser del mismo largo y ancho que el pie, ya que un zapato más pequeño o estrecho provocara fricción constante ocasionando callosidades y ampollas.
Todos tenemos un pie más pequeño que el otro, si la diferencia es grande utilice plantillas en el zapato del pie más pequeño.
Cada vez que se mida lo zapatos, póngase de pie y camine con ellos.
Escoja zapatos que cubran la estructura del pie de forma cómoda, esto con el propósito de evitar torceduras.
Los tacones no deben sobrepasar la altura de 4 cm.
Los zapatos deben ser cómodos tanto en la punta como en el talón.
Seleccione zapatos livianos y suaves que mantengan el pie fresco y ventilado.
El tamaño del pie cambia con los años, mídase el pie regularmente.
Se definitivamente siente que el zapato queda demasiado ajustado es mejor no comprarlo, el proceso para amoldarlo implica dolor y heridas.
No se fíe del número del zapato, este varía de una marca a otra, elija el zapato que le sienta bien.